Todo un fin de semana lo tenía para mí, él, que era un chico muy ocupado,
me dijo que le apetecía que fuera su sumisa ( no me negué).
Me citó en un hotel, tenía todo preparado para jugar.
Puso unas reglas antes de empezar:
- Estar de acuerdo con la utilización de cuerdas, dildos, mordazas, vibradores,
látigo, esposas, plug anal, lubricante, aceite,...
- No hablar, ni gemir. Si lo hacía, me castigaba dándome unos azotes en el culo.
- Responder si o no con la cabeza.
- Permitir el sexo oral, vaginal y anal.
- Dejar que me escupa, que me grabe,...
- Hacer garganta profunda incluyendo arcadas y vómitos.
Estuve de acuerdo con las reglas. Se acerca a mí y me va quitando la ropa.
Me quita el vestido, las braguitas, me recoge el pelo y me obliga
a tumbarme en la cama. Desnuda, me alza los brazos, me ata las manos
con una cuerda, suavemente, y luego, me coloca una mordaza,
enseguida empieza a salir saliva.
Estoy tan excitada y nerviosa.
Comienza a desabrocharse el pantalón y quitarse la camiseta... Se queda sin nada.
Me coge y me lleva a la bañera. Embadurna mi cuerpo en aceite tocándome entera.
Exigía que me pusiera de rodillas y de espaldas. Así hice.
- ¿Quieres que te folle nena?
- Me giro y le dije que si con la cabeza.
Me inclina bruscamente hacia delante, me agarra de la cintura e introduce
su polla dentro de mi, noto como su gran miembro choca en el interior
de mis paredes, gimo, me da un fuerte azote en el culo y me tira del pelo.
Estimulaba mi ano con el plug, queriéndolo abrir poco a poco,
llegando a introducirlo, pero estaba tan cachonda que se expandía solito,
seguía dándome duro.
Quería decirle que me frotara el clítoris pero no podía hablar.
Intento tocármelo, me ve, me dice que no vuelva a hacer eso,
y empieza a darme unos golpecitos con su mano derecha. Me estremecí.
Tenía el plug en el ano, su polla en mi vagina, y su mano en mi clítoris.
Era una explosión de placer.
Nuestros cuerpos estaban mojados...
El sudor de ambos y el aceite se mezclaban...